11 de enero de 2017

Martino - Haciendo Sexting con mi Esposa y su Delicioso Amante


Como ya he compartido en varias oportunidades en este blog, soy un marido cornudo, orgulloso y feliz de que mi esposa se acueste con otros hombres. Desde que mi esposa infiel practica el cuckolding, hace ya algunos años, acordé con ella que puede mantener relaciones sexuales con quien quiera, cuando quiera y donde quiera. Ese es nuestro lema de vida, Sharoncita no tiene que pedirme permiso para disfrutar de otros penes. Yo siempre le digo que cuantos más machos la penetran más linda se pone y, por ende, más me enamora. A mí me excita mucho que se entregue por entero a disfrutar de sus amantes y que, por ejemplo, cuando le pido la cola, me la niegue argumentando que su diminuto ano es solamente para que lo disfruten sus amigos bien dotados. A ellos se las chupa siempre y a mí solamente un par de veces al año. Ellos pueden dejarle el semen en la boca o en el ano y a mí nunca me deja hacerlo, ni en mi cumpleaños. Me encanta que me ponga celoso y que me diga que no la puedo penetrar porque ese día le duele la vagina de tanto coger con otro. Cuando sospecho o me entero que ella está saliendo con otro hombre vivo una mezcla de sentimientos encontrados. Por un lado siento unos celos impresionantes y una bronca terrible por ser tan cornudo, lo que me produce una terrible puntada en el estómago, pero por otro lado se me hincha de una forma el pene que parece que va a explotar y la puntada en el estómago se convierte en unas cosquillas muy placenteras. En esas circunstancias experimento una erección tan potente como cuando tenía 15 años y siento el calzoncillo todo mojado por el líquido preseminal que brota por la excitación de ser tan cornudo y de estar casado con una mujer reputa y regalada.



Todo eso que compartí es lo que sufre y disfruta al mismo tiempo un marido cornudo consciente y consentidor como yo, cuando se entera que su amada esposa lo engaña con otro hombre, y fue exactamente lo que experimenté aquella noche de viernes de junio de 2014. Sharoncita había salido a reunirse con unas amigas del trabajo, nuestro hijo dormía y yo estaba muy tranquilo en casa cuando de repente sonó mi teléfono celular. Era un mensaje en el WhatsApp de un número desconocido. Lo abrí y leí lo siguiente: Que hermosa mujer tenés y que bien la chupa. ¿Querés ver lo golosa que es? Enseguida me explotó la cabeza. La mezcla de bronca y excitación eran muy potentes. Me temblaba la mano, estaba muy ansioso. Como pude respondí que sí. Al instante me llegó una de las fotos más excitantes que haya visto de mi esposa Sharoncita. En la misma se veía su rostro aniñado en primer plano con esa expresión de puta que suele poner cuando esta devorándose el pene de otro hombre. Su boca estaba llena y la mejilla derecha inflada por la pija que tenía adentro de su cavidad bucal. Y todo en vivo y en directo. Sentí que se me humedecía toda la ropa interior. ¡Cuanta agitación!




Entonces tomé conciencia de que estaba practicando sexting con la puta de mi esposa y su muy bien dotado amante. ¿Qué es el sexting? Para los que no lo saben es una práctica sexual. El término sexting es un anglicismo que está formado por dos palabras: sex (sexo) y texting (mensaje de texto). La misma consiste en excitarse sexualmente intercambiando mensajes de texto, fotografías y videos con contenido sexual, utilizando la tecnología que nos proporcionan nuestros teléfonos celulares. Mi mujer es tan jugada y loca que no le importa que su amigo la fotografíe o la grabe chupándole la verga. Cuando me percaté de esto me enfurecí enormemente pero inmediatamente esa sensación de rabia cambio, siempre fantaseé con la idea de que aparecieran fotos o videos porno de Sharoncita en Internet y que otros hombres se masturbaran viéndola en acción. ¡Qué puta! ¡Cómo la amo!


Yo no podía más de calentura en todo sentido, cuando volviera a casa la iba a matar. Las fotos se sucedían una tras otra. Luego de una serie donde Sharoncita la engullía toda, llegó un mensaje de texto de su amante que decía: ¿Querés ver como se sienta en mi pija, cornudo? ¿Tu mujer quiere saber si querés que me la coja sin preservativo así le dejo todo mi semen? Mi cabeza estaba por explotar. Ambas, la de arriba y la de abajo. Me temblaba tanto la mano de los nervios que no sé como hice para responder: ¡Hijo de puta dejale toda la leche adentro de la concha! Nunca me imaginé que algún día iba a pedir algo así. Que locura. La verdad no se puede ser más cornudo. No hay nada más humillante para un esposo que llenen de esperma la vagina de su mujer, pero al mismo tiempo no existe nada más lindo y sublime en la práctica cuckold. 



Luego de una infinidad de imágenes alucinantes, el toro semental corneador de mi mujer me escribió un último mensaje: Te la mando rapidito en taxi con la concha toda sucia para que se la limpies con tu lengua puto. Ya totalmente mareado por tantas emociones juntas, alcancé a escribirle “Muchas gracias”. Me acerqué a la puerta de casa a esperar. No aguantaba más. Cuando Sharoncita entró me arrodillé ante ella y le bajé el pantalón y la bombacha. Entonces mi mujer me agarró bien la cabeza con las manos y me empujó hacia sus labios vaginales. Limpié su deliciosa concha con devoción. Mi esposa infiel se retorcía gimiendo de placer y una y otra vez se acabó en mi boca. De repente sentí que yo también me acababa, sin tocarme, fue maravilloso. Ya sin aliento le dije: ¡Te amo!