Hola soy Sharoncita Esposa Infiel, a mediados del año 2013, cuando nuestro bebé
cumplió 6 meses, decidimos con Martino, mi amado esposo cornudo, retomar el
camino de la infidelidad consentida (Cuckold), luego de la pausa acordada por mi
maternidad. Hacía tiempo que veníamos fantaseando con que yo tuviera un
encuentro sexual con un buen semental, que sería en definitiva nuestro tercer
amante. Y digo “nuestro” porque a pesar de que sería yo la que me acostaría con
el macho corneador, Martino (sin tener contacto físico directo con él) disfrutaría de su
pija a la par mía. Como en la ocasión anterior, dejé que mi pareja se ocupara de
la búsqueda y selección del joven. Para ello, mi amor recurrió nuevamente a los
servicios del sitio web Contactossex. Allí se contactó con un nene buen mozo y muy
bien dotado llamado Pablito quien se puso a disposición para llenarme de placer
(y de leche). Después de charlar un par de veces e intercambiar unas fotos,
arreglamos un encuentro para el viernes a la noche.
Pasaron unos días y por fin llegó la ansiada noche
del viernes. Pablito, nuestro nuevo amante, iba a pasar a buscarme en su
camioneta alrededor de la medianoche. A eso de las 23 horas nuestro hijo se
durmió y con Martino comenzamos a hacer la previa, o sea a disfrutar de los
preparativos de mi salida. Lo primero que hice fue tomar un baño y aproveché entonces
para depilarme la vagina, a mí me gusta afeitarme totalmente la vulva para que nuestros
amantes puedan apreciarla y saborearla íntegramente, pienso que este detalle
los pone muy cachondos a los hombres. El ritual de la previa es muy excitante y recomendable
para toda pareja Cuckold. A mi en particular me produce mucho morbo que el
cornudo de mi marido me ayude a vestirme y a maquillarme para que me disfrute
otro macho. Para esta ocasión tan especial Martino me regaló un conjunto de
ropa interior muy sexy, la verdad este gesto tan amoroso me fascinó. A él le
encanta ser sumiso y servicial, adora quedarse en casa cuidando a nuestro hijo
y haciendo las tareas domésticas, mientras yo me tomo un tiempo para relajarme
y disfrutar sexualmente de un buen semental. La ceremonia previa culminó cuando
antes de despedirme con un beso mi cornudin me practicó un tremendo cunnilingus
para que fuera bien lubricadita y distendida a mi encuentro sexual. La verdad tengo
una dulzura de esposo.
Muchas veces en la intimidad Martino me ha confesado
que es tan feliz siendo un cornudo consciente y consentidor, que le daría mucho
morbo que todo el mundo supiera que yo soy una puta Hotwife que se acuesta con
cuanto macho puede. Sinceramente todavía no estoy preparada para llegar a tal
grado en nuestra relación Cuckold, pero como es mi característica siempre me
gusta ir un poquito más y en esta ocasión disfruté mucho de que nuestro amante
se estacionara en la puerta de casa y yo me subiera a su camioneta sin importar
que algún vecino me viera. Otro detalle interesante es que a pesar de que yo ya
me había acostado con más de 12 hombres, esa fue la primera vez que tuve
relaciones sexuales dentro de un vehículo.
Pablito me llevó a la Rambla de Montevideo a la
altura del Club de Golf y ahí dimos rienda suelta a nuestra pasión. Lo más
morboso de la situación (y esto lo enloqueció y lo llenó de celos a Martino
cuando se lo conté) fue que su pene era perfecto en tamaño y forma. Me atrevo a
afirmar que la pija de Pablito está entre las mejores que yo haya disfrutado, por
supuesto mejor que la del cornudo de mi marido, y esto es mucho decir porque mi
amado esposo está muy bien dotado y sabe usar muy bien su miembro viril para
llenarme de placer. Pero esto era algo que podía pasar, y afortunadamente
sucedió, cruzarme con un pene muchísimo más rico que el de mi pareja, de esos que no podes parar de chupar y que te encanta sentir
adentro de todos tus agujeros. Una verga lechosa de esas que pueden hacerte
perder la cabeza y apasionarte como una loca. Muchas veces cuando Martino se
excita mucho mientras hacemos el amor me dice que le encantaría que me
enamorara de otro hombre. Y yo le contesto: “¡No juegues con fuego querido,
porque algún día te puedo dar una sorpresa!” Pero esa es otra historia. ¡Hasta la próxima!
