4 de mayo de 2016

Sharoncita - Dos Amigos y Una Mujer


¡Hola a todos! Soy Sharoncita Esposa Infiel. Cuando hago el amor con mi marido Martino Cornudo, me encanta que me susurre al oído y me llene de halagos. Me llena de vanidad que me diga que tengo un cuerpito de pendeja maravillosamente rico, con una vagina bien apretadita, un culito turgente y una boquita golosa que gusta de comer pijas ricas. Él es muy generoso y adora compartirme con otros hombres. Su fidelidad y su amor incondicional hacia mi persona me estimulan a meterle los cuernos con cuanto macho me calienta, a veces solita y otras veces con él. Cuando lo hacemos juntos lo dejo mirar y si me agarra de buen humor le doy permiso para chupar un poquito la verga y los jugos de mi amante.

Cristián y Roberto eran dos amigos que fantaseaban con penetrar juntos a una mujer. Martino los conoció por ContactosSex, la comunidad de adultos más grande de América Latina. A mí me encantó la idea de cumplirles su sueño y ser la más puta con ellos, así que una fría y húmeda tarde de domingo de mayo de 2014, que solo se prestaba para meterse en la cama desnudita a jugar un ratito, nos encontramos para hacer chanchadas en Séptimo Cielo, nuestro hotel de alta rotatividad favorito de Montevideo.

Eran dos sementales hermosos de veitipocos años. Roberto era robusto, peludo, trigueño y con una voz seductora que hacía humedecer todo mi ser. Matías en cambio era de complexión más pequeña, bien blanquito y lampiño. Yo me ubiqué boca arriba en la cama. Arrodillados, uno a la izquierda y otro a mi derecha, principiaron a acariciar mi cuerpo desnudo con mucha delicadeza. Mientras lo hacían, me llenaron de mimos y piropos. Yo los observaba desde abajo sin poder quitar mis ojos de sus miembros viriles que como pesadas trompas de elefante se balanceaban sobre mi rostro.

En ese punto yo ya estaba muy excitada. Les rogué por favor que acercaran sus penes a mis labios para poder saborearlos. Chupé y lamí con devoción esos dos apetitosos órganos de características bien diferentes. El de Roberto grueso, oscuro, ácido y venoso. El de Matías pequeño y exquisito, con la piel blanquita y coronado con un delicado glande morado como una deliciosa cereza en almíbar. Mientras los degustaba con fervor con mis manos acariciaba sus testículos y sus nalgas. Durante varios minutos me entregué con pasión a la placentera tarea de llenar de saliva esas ricas pijas que me llenaban la boca de deliciosos jugos preseminales que cada tanto me hacían atragantar. 

De repente me percaté que Martino me observaba desde la otra punta de la habitación del hotel. Continuaba vestido pero con su erecto amigo entre las manos meneándolo en cámara lenta, con una suavidad inusitada, como queriendo que ese sublime momento durara por siempre. Lo miré con cara de puta, con la misma expresión que le pongo cuando se la chupo en la intimidad. Mis amantes gritaban de placer y cada tanto me decían cosas sucias como: "Dale puta de mierda comételas todas y ponelas bien duras que en un ratito te vamos a coger bien esos agujeros". Para ese momento Roberto me había agarrado del pelo obligándome a tragar su enorme miembro hasta el fondo. 

Les rogué que se pusieran los forritos y me penetraran toda. Me coloqué de costado con mis nalgas hacia el lado de Matías para que me la metiera por la cola. Abracé con todas mis fuerzas a Roberto y le abrí mis piernas para recibir su miembro en mi conchita que no podía más de calentura. Entonces comencé a recibir las rítmicas estocadas de mis dos amantes. Me llenaron toda de placer. Mientras Roberto me comía la boca a besos, Matías me besaba la nuca con dulzura, y así uno tras otro se fueron sucediendo mis orgasmos.

Roberto me pidió para hacerme la cola. Su miembro era enorme, me daba mucho miedo pero era tan lindo y seductor que no pude negársela. Me puse en cuatro, en posición del perrito y le abrí bien mis nalgas para mostrarle mi ano ya todo rojo y dilatado por el pequeño pene de su amigo Matías. Suavemente pero con firmeza me fue introduciendo sus 20 centímetros. Ufff no se todavía como aguante, le rogué que fuera delicado y mordí mis labios. Era la primera vez que tenía un miembro tan grande en mi diminuto ano. Me hizo gritar de dolor y de placer. Mis gemidos y el morbo de penetrar un culito tan chiquito lo hizo venirse inmediatamente. Se quitó el preservativo y me descargó toda su leche caliente en mis nalgas. Abrí los ojos y vi a Matías masturbándose frente a mi cara. Abrí mi boca y entre gritos de placer me llenó la misma de abundante dulce semen.

Entonces mis dos amantes se retiraron de escena, era el turno del consentidor de mi marido. Yo lo esperaba toda sucia. Se colocó debajo de mi cuerpo, abrió su boca y derramé todo el esperma de Matías en su cavidad bucal. Lo saboreó y lo tragó como buen putito traga leche que es para mí. Nos besamos apasionadamente y me senté sobre su pene erecto, lo tenía más duro que lo habitual. Me agarró firmemente las nalgas y se llenó las manos de la secreción que Roberto me había depositado. Comencé a cabalgar como una loca. Martino lamía sus dedos disfrutando hasta la última gota del viscoso y espeso líquido que Roberto nos había regalado. Mientras cogíamos rico, Matías y Roberto descansaban un poco, recuperando fuerzas para penetrarme un rato más después que mi marido se viniera dentro de mi concha toda cogida. Muchas gracias chicos por portarse tan bien con esta puta y el cornudo de su esposo limpiador de semen.

20 de febrero de 2016

Sharoncita - Gerardo Nuestro Séptimo Amante Muy Rendidor

¡Hola a todos! Soy Sharoncita Esposa Infiel. Para los que no lo saben les cuento que tengo un marido cornudo de alma que permanentemente me incita a mantener relaciones sexuales con otros hombres. Soy una esposa caliente (lo que se conoce en la jerga cuckold como hotwife), una mujer felizmente casada que puede estar con cuanto macho se le antoje. Mi esposo es un peladito cuarentón y aunque se conserva bien, cuando me cojo a otros hombres, siempre elijo jóvenes veinteañeros, atléticos, bien formados, con los abdominales marcados, muy dotados y rendidores. Me encantan esos chicos vigorosos que en una noche de pasión pueden acabarse tres o cuatro veces sin descansar. Afortunadamente eso fue lo que me consiguió a través del sitio Contactossex, mi amado marido cornudo para finalizar a todo placer el año 2013.



Su nombre era Gerardo y fue mi séptimo amante. El encuentro se fijó para un sábado a la noche en el hotel de alta rotatividad Séptimo Cielo de Montevideo, un lugar donde permiten tríos, dos parejas, etc. Allí nos encontramos los tres (Gerardo, mi marido y yo). Cuando lo ví inmediatamente me enamoré de él. Era muy guapo, alto, musculoso y sobretodo muy simpático y conversador. Me contó que era militar por eso estaba tan bien físicamente. Mmmm que morbo me dió saber que en un ratito ese caramelito iba a ser todo mío. Cuando entramos a la habitación nos pusimos a conversar y a coquetear los dos sentados en la barra al lado del minibar. Para ese entonces yo me había olvidado que el cornudo de mi marido estaba ahí con nosotros. Martino nos observaba desde la otra punta de la habitación sin intimidarnos, con su cámara lista para registrar con lujo de detalles ese momento maravilloso que pronto le iba a regalar con este pendejo divino. Luego de charlar un rato con Gerardo, no aguantamos más la calentura y comenzamos a besarnos apasionadamente. Unos minutos más tarde ya estabamos prontos para completamente desnudos pasar a la cama a hacer travesuras.


Ya en la cama Gerardo todo desnudito se acostó boca arriba con las piernas abiertas para que pudiera admirar toda su belleza. Era como una escultura griega. ¡Qué lomazo divino papito! Me acerque para recorrerlo todo con mi lengua y mis manos. Era lampiño y tenía sus partes íntimas completamente depiladas. Me lo comí todo con mi boca golosa, sobretodo me concentré en ese apetecible pene que pronto disfrutaría entre mis piernas. Que rico que estaba. Mientras lo hacía, el cornudo de mi marido me tomaba fotos con la boca llena. Yo le ponía cara de puta viciosa, mientras saboreaba el dulce jugo que emanaba del glande color púrpura de mi amante. Llamé a Martino y lo invité a que lo disfrutara un rato él ahora. Adoro ver a mi peladito cornudín con una verga en su bocota, que putito que es mi marido, me encanta. Como me calienta que de a poquito cada vez sea más cornudo, más puto y más sumiso.


Luego de chuparlo un buen rato, Martino se alejó nuevamente para dejarnos nuestro espacio. Gerardo continuaba acostado boca arriba. Me acerqué a su boca con mi conchita toda mojada para que me diera placer con su lengua. Mmmm... si que la sabía mover bien el hijo de puta, me hizo acabar como una loca entre temblores y gritos de placer. Luego de acabar me moví hacia su pene y apoyé mi conchita sobre el rígido mástil de Gerardo para frotarme un buen rato con ese tibio pedazo de carne húmeda. Ufff... que bien se sentía la pija de mi joven amante sobre mis húmedos labios vaginales. De repente sentí que se introducía dentro de mi vagina. Era el zarpado de Martino que lo había agarrado con una mano y lo había metido con fuerza dentro de mi cuevita. Empecé a cabalgar como una loca a pelo, sin forrito, como a mi me gusta cogerme a los tipos, para sentir bien la piel suave y caliente del pene dentro de mí.


Y así me acabé una y otra vez escuchando a mi marido preguntarme: ¿Te gusta putita la pijita que te conseguí? ¡Decile a Gerardo que te gusta mucho su verga! ¡Decíselo sucia! Las palabras de Martino me calentaban de una forma impresionante. Seguí acabándome hasta que Gerardo me sacó de arriba de él y se puso arriba mío para penetrarme en la posición del misionero. Me dió unas cuantas estocadas con su miembro viril hasta que no aguantó más y se vino encima de mis labios vaginales. Inmediatamente se acercó el cornudo de mi marido y también largó todo su semen en la entrada de mi vagina. Sentir calentita la leche de dos machotes sobre mi piel me hizo explotar nuevamente en un orgasmo sobrecogedor que me dejó temblando de placer sobre la cama.


Como les comenté al principio me encantan los pendejos veinteañeros porque eyaculan y en seguida están con la pija dura como una roca para seguir dándote placer, y Gerardo no fue la excepción. Esa noche se vino tres veces más encima mio, dos en mis labios vaginales (que el puto cornudo de mi marido limpio con su lengua) y la última en mi boquita (no me iba a quedar sin probar el sabor de esa deliciosa crema). La verdad que amantes así de rendidores no se consiguen fácilmente. ¡Gracias Martino por hacerme un regalo de fin de año tan lindo y excitante! Y por supuesto; ¡Muchas gracias Gerardo por darme tanto placer! ¡Sos un verdadero machote!